Todos los grandes cambios son precedidos por el caos

Afirmaba Voltaire que para saber quién pretende ejercer la autoridad absoluta en una zona, solo habría que fijarse atentamente en aquel que no acepta ningún tipo de crítica. Las sesiones plenarias de Calp han ido resolviendo la cuestión.

Con otro desastroso derrape verbal registrado en acta, el Concejal Juan Manuel del Pino, sin medir las consecuencias, nos volvió a iluminar involuntariamente sobre los procesos internos del equipo de gobierno. Con su intervención quedaron confirmadas 3 cosas:

  • Que Ana Sala con el sueldo pretendía controlar el tono del debate municipal, y al no obtener lo deseado, lo retiró
  • Que al PSOE le fue retirado el despacho municipal «porque estaba demasiado a la vista» y esto resultaba tendencioso.
  • Y que a la Alcaldesa, como «autoridad» que es, no se le puede llevar la contraria, ni exponerle opinión que difiera de la suya.

Y con estas declaraciones, que la simple ética condenaría, no se trata del habitual servilismo cretino, es un torpe error profano, que, por otro lado, abre una reveladora ventana a los procesos internos de la alcaldía que apoya.

No es nuevo que en el teatro político calpino exista esta práctica, amén de una tradición de coacciones a los participantes, sufragada esta, la mayoría de las veces, con medios públicos. Con un propósito claro, evitar que determinadas personas tomen parte de la vida pública en la sociedad y reducir así una probable posición de prominencia respecto a sus conciudadanos en un escenario electoral que se pretende controlar.

Ha quedado patente que a la oposición se le menosprecia, humilla y ningunea deliberadamente. Un mecanismo para conseguir el temor del resto de la ciudadanía, con el objeto de que se reprima a sí misma en el ejercicio de sus libertades. Desalentar la participación política, activa o pasiva, a todos los niveles.

El desdén forma parte de una obsesiva necesidad de validación externa que pretende una confirmación de los propios valores. Ante la propia incapacidad de acción, capacidad o intelecto, de obtener control sobre su entorno, se busca influir en el discurso público (el relato), para alterar la forma en la que la ciudadanía ve la realidad política. Un espectro de actitudes que va desde la negación absoluta de cualquier error de ejecución en los múltiples proyectos que se acometen y no se supervisan debidamente (paso de cebra inteligente), o incluso, llegando, como hemos visto, a culpabilizar a los interlocutores, por su natural reacción a las faltas de respeto sufridas.

Por eso, desde el sillón de alcaldía, se airean lecciones sobre patriotismo, religión, aborto u homosexualidad, a la par que se emiten afirmaciones cargadas de intolerancia y discriminación, política, ideológica, religiosa y sexual. Este recreo en lo vulgar e inculto parecería una estrategia chomskyana de distracción, pero solamente forma parte de una violencia caciquil de baja intensidad.

Todo forma parte del «aquí mando yo» que ya no se esconde. Se adivina con facilidad que dentro de este ambiente arbitrario, personalista y predecible, el cumplimiento de la ley se convierte en algo accesorio. Dando a entender que los meses que restan hasta elecciones serán (muy) entretenidos. -Desde alcaldía acaba de contratar un seguro de responsabilidad civil para altos cargos y personal electo-

Es evidente que no se debe permitir que las libertades civiles sean coartadas con esta impunidad, no hemos pasado de curso sin aprender nada. Ante la represión y la degradación del debate político -ni silencio ni indiferencia- la neutralidad favorece al opresor.

Es sabido que el talón de Aquiles de los cacicazgos siempre ha sido la higiene democrática, la sucesión política. Afortunadamente, la alcaldesa interina carece de la «fuerza y la inteligencia» de su padre político, además las cosas no deben ir muy bien en el Partido Popular cuando en los «debates» obliga a su equipo a recitar los «logros» constantemente.

Todo apunta que la sumisión a la franquicia nacional tampoco ayuda, hace que todo se impregne de un denso cretinismo político. A pesar de tener a altos dirigentes del Partido Popular encausados, los actores locales aún se distraen en luchas internas e inestabilidad faccional, con la intención de cobrar su herencia y rellenar los huecos que estos dejan.

Todos los grandes cambios son precedidos por el caos.

Marco Bittner
Secretaría General PSOE Calp

Con otro desastroso derrape verbal registrado en acta, el Concejal Juan Manuel del Pino, sin medir las consecuencias, nos volvió a iluminar involuntariamente sobre los procesos internos del equipo de gobierno.


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