la tríada oscura

Llega la esperada sentencia de BRUGAL, no definitiva, pero que, si bien condena a tres concejales del Partido Popular poniendo fin a una etapa, debería abrir entre el electorado calpino un profundo espacio de reflexión del por qué y del cómo, pasó lo que pasó.

La noticia nos deja más años de sumario que de condena, la triste idea de que el crimen compensa y el silencio cómplice de los actores políticos.

Para empezar, vaya por delante que parte del sumario aún se calculaba en pesetas, y que las penas han sido reducidas proporcionalmente a esa «dilación» o tardanza innecesaria. También, que en todo momento debe ponerse en valor el papel jugado por la agrupación socialista local de Calp, cuya acusación particular fue determinante para dar continuidad y consistencia al caso, teniendo en cuenta que la intención del PP en toda sus actuaciones fue la de hacer que se desvaneciera en el tiempo.

Es imperativo hacerle llegar a la ciudadanía, que, igual que con el caso del cementerio, estamos ante el mismo Partido Popular, el que gobernó antes y después de los acusados, y el que, con el soporte de Ciudadanos, sigue haciéndolo ahora. Desde Alcaldía en silencio, se escondían detrás de la judicialización de la trama BRUGAL calpina, mientras desde la misma administración se hacía todo lo que fuera necesario para que el caso no prosperara. Finalmente las penas han sido escasas, pero confirman el delito al más incrédulo.

Durante el periodo de César Sánchez (2012-2019) hay que señalar, por un lado, lo conveniente que fue la imputación de su sucesor y padrino para que él finalmente consiguiera la alcaldía vendiéndole a los calpinos una falsa imagen de renovación. Nada más lejos de la verdad, el pacto para gobernar en 2015 (con alternativa Popular) quizás propició la elección por parte del ayuntamiento, de un despacho jurídico afín al Partido Popular de valencia. La postura del ayuntamiento, o acusación particular, durante este mandato, consistió en exculpar a todos los políticos imputados y a señalar únicamente a Ángel, perdón, al Sr. Fenoll. Sí, el mismo ayuntamiento perjudicado, en su escrito de acusación exoneraba a todos los políticos del Partido Popular local. Un hecho que paso desapercibido pero que debe ayudar a comprender el entramado de pactos, colocaciones y favores, que continua hasta hoy en día.

Y en esto, nada ha cambiado. Nuevamente, un ayuntamiento gobernado por el PP, cierra filas con los acusados por el caso del cementerio, sin negarles una defensa jurídica pagada por todos nosotros, y, sin presentarse ante la justicia como administración perjudicada. A la par, nuestra alcaldesa Ana Sala premia, se exhibe en público y presume de fotos, con los imputados, ahora condenados.

Investigaciones en psicología criminal nos explica fácilmente esta actitud. Se trata de una confluencia de psicopatía, narcisismo y maquiavelismo, constituyendo la llamada triada oscura de la personalidad. Un perfil, que desgraciadamente, prolifera tanto en política como en el crimen organizado. Es un patrón de conducta que, si bien, no es clínico, pero que puede explicarnos mucho. Desde la patrimonialización de lo público hasta la exclusión intencional de todos aquellos que no pertenezcan a determinada organización política o estrato social.

Sería un ejercicio difícil separar estos rasgos de personalidad de los protagonistas, pero igualmente difícil sería separar una etapa del PP de otra. En Calp llevamos demasiado tiempo en manos de políticos locuaces y encantadores, que a la vez que establecían afectos superficiales vaciaban las arcas para ayudar a sus propios intereses.

Se fuerza una respuesta ciudadana ante unas penas que se consideran insuficientes y, sobre todo, ante la ausencia de obligación para resarcir o indemnizar a los ciudadanos de Calp por el dinero que ha desaparecido. Si la frustración es comprensible, el cambio es inexcusable.

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