LAS VÍCTIMAS DE LA OTRA PANDEMIA

Mientras una se expande por el aire, la otra se expande por los medios, las redes y sobre todo a través de la conductas de romanticismo caciquil.

Mucho se habla del COVID y ya poco del otro mal que asola la sociedad desde hace años. El cinismo, especialmente en su variante posmoderna, difuso y nihilista, el mismo que ha aumentado su expansión con el contagio, colándose a través de las pantallas y agravando la situación que ya de por sí padecíamos. Un cinismo tóxico que en Calp campa a sus anchas, exhibiendo su máximo exponente en las cabezas visibles del equipo de gobierno.

El catedrático Torralba de la Universidad Ramón Llul lo define como “una secreta forma de desesperación y de resentimiento contra toda forma de pensamiento alternativo”. Solo hay que seguir un pleno municipal para comprobar el perfecto encaje de la definición. Cómplice y principal desencadenante del descrédito político, la poca participación electoral y, ante todo, un potente anestésico social que adormece la indignación frente a una injusticia que comienza a ser estructural.

Hace escasos días salió a la luz la maniobra perpetrada por un potente holding local, que con un 16% de paro (y subiendo), andaba pidiendo firmas entre sus empleados para oponerse a la recalificación de unos terrenos en los poseen intereses urbanísticos. Más allá de la estampa Berlanguiana, se vislumbró la maquinaria electoral que soporta al Partido Popular en el ayuntamiento desde hace años. El intercambio de favores y prebendas por votos y apoyos políticos ya no es una mera práctica desviada de la política profesional, sino que se establece como una lógica sistémica.

Nuestra cepa endémica del cinismo la encontramos en los camaleónicos grupos cuyos apoyos finalmente decidieron sostener la situación que hace poco denunciaban. La disidencia mutó en subsistencia.  Ahora y antes manosean grandes palabras para mantener su silla, a la vez que participan activamente en la difusión de bulos y ataques a toda administración de la que no forman parte o idea que no surja de ellos. Cualquiera que pretenda jugar el juego de la política entendida como conquista o preservación de las instancias decisorias municipales no puede ya dar solución alguna al problema; más bien se convierte en parte de este.

Así, al grito de “no dejaremos tirados a los propietarios”, se abría una consulta ciudadana que prometía ser tan inoperante como el concejal que la convocaba. Por su absoluta falta de vinculación con futuras decisiones, por la existencia de intereses vinculados al partido de gobierno y, sobre todo, por la innegable trayectoria del continuismo urbanístico de los últimos años.

La consulta popular nos ha dejado varios episodios patológicos que convendría no olvidar. Por un lado, la radiografía del entramado electoral que quita o da concejales al PP y/o alturas adicionales a los hoteles. Por otro lado, el argumentario de que como el suelo escasea no se debe proteger, pues podría dar lugar a una especulación salvaje. Por no mencionar la amenaza de la parálisis económica local (y propia) por el mensaje disuasorio al huidizo capital inversor. Ni la nada desdeñable apostilla final, que vería con buenos ojos la protección de las parcelas ajenas, tan llenas de árboles y patrimonio; que no de las propias, yermas y desaprovechadas, si no es para promover el ladrillo. Todo ello rubricado por la necesidad, la conveniencia y el miedo.

Mientras el municipio se enfrenta a las consecuencias sociales del COVID, el gobierno local gasta 2 millones en un super proyecto urbanístico sin retorno previsible

Nos quedamos en Calp como estamos, en alerta amarilla por cinismo, con las escaleras mecánicas encargadas, las rampas en fase de producción y preparando el proyecto de la oficina del siglo XXI para acabar de desfigurar el Casco Histórico. Las partidas presupuestarias liberadas para la emergencia social, destinadas a la recuperación del Club Social de la Manzanera y la realización de un corredor para su abastecimiento. Eso sí, la pasarela sobre la N332, la limpieza de los Baños de la Reina y la regulación del Peñón de Ifach los tiene que pagar otro.

Actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.

Definición de Cinismo Oxford Languages

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