¿Se ha roto el telar clientelar?
Aquel telar municipal que otrora tejía esas urdimbres clientelares que sucesivamente aseguraban la victoria electoral al PP ya no teje como antes. Las nuevas tecnologías, las sentencias judiciales y las broncas internas hacen peligrar su buen funcionamiento. Una historia de indemnizaciones millonarias, sueldos astronómicos y puestos bloqueados a conveniencia han corrompido la maquinaria poniendo en jaque su continuidad.

El interesado descontrol existente en la política de personal del ayuntamiento no es ningún secreto, el sindicato policial lo denuncia públicamente. Todo apunta a que los responsables políticos solo colocan la vela en los sitios donde sopla viento, abandonando en el proceso, aquel interés público al que se comprometieron servir, y actuando solo en el propio, cuando conviene o cuando ya es demasiado tarde. Una serie de disparates que apuntan a una necesidad de cambio en el modelo de gestión.
Indemnizaciones millonarias
Nadie ha podido evitar conocer la última sentencia en materia de gestión del personal, que obligaría al ayuntamiento a desembolsar unos 200.000 € en concepto de salarios de trámite por otro «error» que no era más que una amalgama de incompetencia, dejación, amén de una vendetta personal. Lo que no especifica la sentencia es que la readmisión supondría, además, unos 30.000 € anuales para un puesto de trabajo presuntamente extinguido.

Se suma esto a la tristemente grande lista de sentencias judiciales desfavorables. A los 1.200.000 € que costaron los despidos de 2012. Y, a la permanencia en Calp de una política de personal orientada a tejer redes clientelares, recompensar afinidades y castigar disidentes. Se trabaja desde la administración para satisfacer los intereses personales de un círculo, afortunadamente cada vez más reducido, que se presenta mayoritariamente bajo las siglas del partido político que gobierna en Calp desde hace ya demasiado tiempo.
Puestos bloqueados a conveniencia
Tampoco ha pasado desapercibido la increíbles carencias en materia de seguridad, policías locales, y sobre todo, la falta de un comisario y una plantilla que una población del tamaño de Calp necesita desde hace años. – Entonces, ¿por qué no se saca la plaza?, acaso es el procedimiento muy complicado. o es que el PP no encuentra a nadie afín para cubrir la plaza. Voces internas apuntan a lo segundo, el hecho es, que con la plantilla bajo mínimos y varios cargos a punto de jubilarse, el puesto de comisario sigue sin sacarse.

Si hace unos años en el ayuntamiento de Calp era normal regalar ascensos para los enlaces matrimoniales y gratificaciones cuantiosas y arbitrarias por servicios de toda índole, podemos afirmar que al reducirse la caterva lo han hecho también sus prácticas. Ahora, la ineptitud y el desinterés por el bien común han tomado las riendas, aunque algunas costumbres permanecen.
Subvenciones perdidas y contratas descontroladas
No en vano se preguntó en el pleno de Mayo por los programas de Avalem Experiencia o Avalem Joves de la Generalitat Valenciana, la respuesta en diferido, tan obtusa como inteligible y opaca. El hecho es que dichos programas, que suministran empleo a través del servicio labora, este año no han sido solicitados por el ayuntamiento. Pese a ello, Calp lanza su propio plan de empleo municipal, que claramente huye del control supramunicipal por parte de la Generalitat (no vaya a escaparseles de las manos el mecanismo de entrada). Desconocemos si ese es su único fin, por el momento no existe seguimiento alguno, evaluación de resultados ni desempeños, mucho menos un estudio sobre como afecta las tasas de ocupación y desempleo del municipio.

Hasta el plan de limpieza de montes ha necesitado de la intervención de las brigadas municipales para acabar «in extremis» el proyecto en tiempo y forma. La jardinería municipal ha tenido que rematar muchas de los trabajos que irónicamente estaban «externalizados». Ojo, que no señalamos falta ninguna de los operarios, sino que se denuncia una ausencia total de coordinación, responsabilidad y dirección política.
No es necesario, por sus extensión, y por lo menos por ahora, el entrar a valorar la simbiosis y contratación de personal por las grandes empresas de multiservicios con las que trabaja el ayuntamiento calpino, ACCIONA, PAVASAL, EULEN y/o LA GENERALA. Que permanezca el misterio, igual que la notable insistencia por parte de alcaldía de gestionar personalmente las bolsas de personal para substituciones. Para peor suerte, las pugnas internas para posicionarse en puestos de salida para la próxima carrera electoral amenazan con poner en peligro lo que hasta ahora era la gallina de lo votos de oro.
El «tó pa mi»
No es de extrañar que se perciba un hartazgo ciudadano, producido por una innegable sensación de nepotismo y el evidente esfuerzo e interés del equipo de gobierno en aquello que no vaya dirigido exclusivamente a lo personal o partidista en vez de a lo público. Aquellas prácticas hasta ahora toleradas empiezan a hacer mella no solo en la hacienda pública, sino también en los servicios mínimos que debe ofrecer un municipio del tamaño de Calp. Recordemos que ninguna de las pifias o despilfarros salen del bolsillo de ningún responsable del área que las produce. Especialmente del de la alcaldesa, la misma que intentó sin éxito convencer/engañar a los calpinos que ejercía sin cobrar sueldo, llevándose entre todas sus prebendas más de 6000 € al mes*. *(Con el plus de transparencia que supone no salir en el ISPA)

Lo que también se desconoce es que la misma munícipe que otorgó un sueldo a la oposición con el fin de callarla, y al no conseguirlo lo quitó; al hallarse la cantidad de los sueldos consignada en los presupuestos, ni corta ni perezosa, lo repartió entre sus acólitos. A día de hoy muchos de ellos gozarán hasta final del mandato de una subida de sueldo injustificada proveniente de ese reparto. Acto tan icónico que fielmente representa en lo que se ha quedado la gestión eficiente de recursos por la que votaron algunos, en un mero reparto el botín.
Vaya por delante que Política Personal no es lo mismo que política de personal, lo primero sirve a propósitos egoístas y propios, lo segundo debería encauzar la gestión, el desastre está servido cuando arteramente se juntan ambas. Hasta dónde hemos llegado si alcaldía tiene que andar recordando al departamento de recursos humanos que las bolsas de suplencias tienen que pasar por la aprobación política antes de realizarse.