QUO VADIS? CALP
En pocos meses hemos asistido atónitos a un radical cambio de estilo en la política calpina, el cinismo prudente de César ha dado paso a otro estilo, aún por definir, pero poco sutil, ruidoso y con tintes autócratas. Estilo aparte, lo que preocupa es que ya tenemos sobre la mesa, escándalos e incumplimientos con empresas licitadoras, pérdida de plazos para renovar, polémicas en los tribunales y varias desavenencias urbanísticas donde particulares, ayuntamiento y derecho están en posiciones enfrentadas.
No menos preocupante que la deriva de melancolía nacionalcatolicista, es el hecho de que en el fondo se trate de una patraña de mal gusto cuya única finalidad es desviar la atención de lo que se firma desde alcaldía. El escándalo de PAVASAL, la nula voluntad de presentar el Ayuntamiento como acusación popular, la aparición facturas inexplicables con reparos y un sinfín de asuntos extraños que no quieren ser explicados por la alcaldesa interina.
Dentro de esta dinámica se permiten desacreditar cualquier petición de información calificandola como bloqueo. Como si los ciudadanos no tuvieran derecho a saber lo que se está haciendo con sus impuestos. La intolerancia hacia opiniones diferentes confirman que se trata de un gobierno continuista que pretende inmortalizar el gobierno de y para “amiguetes”, donde con reserva se aplicará la ley vigente, únicamente, al indiferente.
La última perla verbal de la alcaldesa ha vuelto a darnos una muestra de ese particular estilo, para todo aquel que no recordara la similar aparición mediática en 2016. Y mientras los medios se recrean en el fascismo romántico de la primera edil, se pasa por alto el hecho de que en el Ayuntamiento de Calp se niega la consulta de facturas a los grupos de la posición, los escándalos urbanísticos y el incipiente clima de desgobierno.
Desde el PSOE pretendemos hacer una impecable labor de fiscalización, que evidentemente se está volviendo incómoda para todos aquellos que no están acostumbrados a cumplir la ley, ser ejemplos de transparencia y dispensar un trato justo a la ciudadanía.
Es momento de que el equipo de gobierno cambie las excusas por respuestas y las fotos del instagram por propuestas. No parece sostenible que la imagen del gobierno solo se sostenga sobre un hinchado presupuesto de propaganda institucional.
No pararemos de recordarles que los tiempos han cambiado, que no solo deben gastar dinero, sino que también tienen que explicar en qué se lo gastan y con qué fin.
Hay que abandonar la senda del “amiguismo clientelar” y empezar a caminar por el siglo XXI. Por desgracia, todo lo que sea ceder poder de decisión en los vecinos a algunos les sigue dando urticaria, y no lo permitirán mientras gobiernen.