Soplar y sorber, no puede ser

Opinión

Creo que es hora de recordarle a la alcaldesa que, como tal, no se puede soplar y sorber al mismo tiempo, no se puede hacer oposición y mandar al mismo tiempo.

En la labor de oposición, que en su gran parte consiste en fiscalizar las acciones de gobierno, un trabajo de control que no solo se ciñe a lo económico sino últimamente también a las actuaciones públicas de quien ostenta la representación del municipio.

El mandato, que casi ha llegado a su ecuador, se ha caracterizado por los exabruptos de la alcaldesa. No exclusivamente por las declaraciones que viajaron a los titulares (añoranzas a franco, improperios al presidente del gobierno, etc) si no también por las cacerías que dedica a los que no piensan como ella: los múltiples ataques personales a miembros de la oposición y el miedo que causa en las propias filas debido sus reprimendas en público así lo atestiguan. Al menos está oposición no se va a someter a sus veleidades.

Un egocentrismo grosero que ha llevado a una actitud sectaria que ve politización en toda moción, consejo o advertencia, que emite la oposición. Y como resultado, votos en contra en propuestas beneficiosas para el colectivo calpino. En no pocos líos se meterá el ayuntamiento por esa obcecación. Advertimos sobre el pelotazo en la Calalga, el puzzle de la Manzanera y quisimos dar soluciones a la vergüenza en la Casita Blanca. Nada, con el tiempo, todo lo desoído no tarda en regresar en forma de apercibimientos, multas o denegación.

La acción de gobierno debería dedicarse a resolver problemas, no a crearlos. Un análisis del historial mediático (o muro de Facebook) no dejan duda. Estamos ante un gobierno autocrático que se basa en la propaganda populista, los ataques a los niveles de gobierno en los que no se encuentran y las mociones vacías de contenido local. Poco resuelven la propaganda, el paripé o el vituperio, más allá que satisfacer rabia, insatisfacción o disfrazar la incompetencia.

Las continuas alusiones a la pasarela sobre la N 332 mediatizadas por la alcaldesa evidencian que el único interés que tienen en el proyecto es utilizarlo para atacar o vanagloriarse, ya sabemos de sobra que no son usuarios del transporte público.

Un caso práctico, «la pasarela sobre la N 332»: la alcaldesa ha aparecido en repetidas campañas de autopromoción y ataque junto a su padre político, César Sánchez. El objetivo acusar al gobierno del PSOE de que la obra no se realizara, que no está incluida en los presupuestos, que el gobierno de la nación es malo malísimo, etc. Ahora emite un vídeo propagandístico para anunciar el acondicionamiento de los terrenos para su construcción. ¿Sorber o soplar? -que las mentiras tiene las patas cortas es un conocimiento que César Sánchez le debería haber explicado – Y mientras tanto seguimos esperando la repetidas preguntas planteadas repetidamente a la primer edil sobre la reunión que mantuvo con la empresa licitadora. ¿No contesta porque no sabe o porque no quiere?

La continua creación deliberada de confusión entre la población no solo perjudica su propia imagen sino también la del municipio que representa. La estructura de sumisión del gobierno local no se traduce en resultados; estamos finalizando febrero y aún no tenemos el atisbo de presupuestos municipales. Mientras se acumulan los problemas de un municipio que sufre la crisis la alcaldesa juega al escondite con la oposición, culpa de todo a Pedro Sánchez y se aparta preocupantemente de la realidad montada en sus escaleras mecánicas (curiosamente situadas ambas al lado de su propio despacho profesional).

Esperamos el debate sobre el estado del municipio, los presupuestos, las plazas de refuerzo en servicios sociales (aprobadas desde el año pasado), la cobertura de conserje en el Gabriel Miró, las fechas para el segundo Instituto, la licitación de las basuras, muchas respuestas a las preguntas que se formularon en el pleno…etc. Al gobierno municipal se le está agotando el comodín de culpar a otros de su falta de trabajo coordinado. Se espera que transmita estabilidad, que gobierne, y no que haga de oposición.

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